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La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune sistémica, cuyas causas no son del todo claras y es capaz de afectar a todo el cuerpo, aunque ataca las articulaciones en especial, sin embargo también puede afectar a otros órganos o sistemas hasta en un 25% de pacientes.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se calcula que en México, cerca de 1,900,000 de personas padece esta enfermedad, siendo 3 de cada 4 casos, mujeres. Del 100% de mujeres que padecen esta condición, 75% está en edad productiva, entre 25 y 55 años. Siendo la primera causa de atención en el servicio de reumatología en hospitales de segundo nivel.
La artritis reumatoide se caracteriza por un proceso inflamatorio crónico que destruye las articulaciones progresivamente, provocando invalidez y en 49% de los casos, dislipidemia o algún fallo asociado al sistema cardiovascular, debido a la alteración del metabolismo. La tasa de mortalidad de quien la padece es de entre 1.3 a 3.9 veces mayor que la de la población general.
Es importante establecer que aunque no se conoce con exactitud el origen de la enfermedad existen varias hipótesis que la relacionan con aspectos genéticos, hormonales e incluso con procesos infecciosos.
La artritis puede presentarse en cualquier etapa de la vida, aunque es más frecuente entre los 35 y los 45 años de edad. Se manifiesta por primera vez al sentir dolor e inflamación en algunas articulaciones. Si no se atiende de manera inmediata, la enfermedad puede complicarse, ocasionando deformaciones y afectando las capacidades del cuerpo de quien la padezca, disminuyendo su calidad de vida, así como la diabetes, hipertensión y otras enfermedades crónicas.
Atender una enfermedad como la artritis es sumamente costoso, ya que el tratamiento debe ser integral, pues debe incluir fisioterapia, ejercicio, educación y en algunos casos, intervención quirúrgica. Por supuesto, el uso de fármacos también es importante, como esteroides, glucocorticoides y antiinflamatorios, al igual que los fármacos modificadores de la enfermedad y agentes biológicos, que interaccionan con los receptores de a nivel celular, provocando así una modificación de citocinas proinflamatorias, que a su vez modifican el perfil lipídico y el metabolismo.
Aunque es una de las afecciones con un gran número de medicamentos aprobados para su tratamiento, la atención integral de la artritis reumatoide es sumamente costosa, sobre todo si no se cuenta con protección de la seguridad social o de un seguro de gastos médicos mayores.
Los frascos con la solución que se aplica a través de una inyección intravenosa cuestan, aproximadamente, entre MXN $6,000 y $7,000 dependiendo de la respuesta y del peso que tenga el paciente. Estos altos costos son la razón principal por la cual entre el 20% y el 70% de los pacientes abandone su tratamiento.
Algunas alternativas contra la enfermedad incluyen nuevas terapias y medicamentos biológicos que han logrado grandes resultados en pacientes, candidatos aptos para recibir este tipo de tratamientos que tienen un costo muy elevado.
No hay que olvidar que, es mejor y más barato utilizar terapias desde el principio de la enfermedad que sufrir consecuencias tardías, a la larga, un paciente que pierda movilidad puede generar gastos más elevados que los del tratamiento, pues dependiendo de sus condiciones, podría sufrir complicaciones por ingesta crónica de medicamentos, necesitar algún transporte especial, silla de ruedas, operaciones o prótesis de cadera y rodillas, sin olvidar la estancia en el hospital y las terapias de rehabilitación.
Actualmente, los tratamientos existentes pueden controlar la enfermedad en la mayoría de los pacientes, mitigando el dolor y la rigidez articular, al igual que ayudan a frenar el daño estructural articular y la aparición de deformidades, evitando así el deterioro funcional, sin dañar la calidad de vida de los pacientes.