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oct
'16
La hipertensión arterial, es una enfermedad crónica que afecta a sujetos en etapas productivas de la vida, siendo la mayoría de los casos entre los 20 y 69 años de edad. El padecimiento perjudica la esperanza y calidad de vida del enfermo porque no se diagnostica a tiempo debido a la falta de sintomatología.
Cada vez que el corazón late, bombea sangre a los vasos, que la llevan a todas las partes del cuerpo. La tensión arterial (TA) es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.
La hipertensión se define como la pérdida del tono de vasodilatación del sistema circulatorio que genera un incremento continuo de presión arterial por arriba de lo normal, dañando el sistema nervioso, corazón, ojos y riñones, derivando así en diversos padecimientos.
La tensión arterial promedio en adultos es de 120 mm Hg1 cuando el corazón late (tensión sistólica) y de 80 mm Hg cuando el corazón se relaja (tensión diastólica). Cuando la tensión sistólica es igual o superior a 140 mm Hg y/o la tensión diastólica es igual o superior a 90 mm Hg, la TA se considera alta o elevada.
Para ser diagnosticada como hipertensión, debe presentarse tensión elevada durante más de tres días seguidos o de tres tomas seguidas. Los valores de TA están definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Sociedad Internacional de Hipertensión y el Comité para la Detección Evaluación y Tratamiento de los Institutos de Salud de los Estados Unidos de Norteamérica (CDETH).
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT), poco más del 60% de los pacientes desconocen que son hipertensos, debido a que es una enfermedad que no muestra síntomas o estos son inespecíficos. Actualmente se estima que en México hay 22.4 millones de adultos de 20 años o más que la padecen, de los cuales 11.2 millones tienen diagnóstico médico y el 50% de estos mantiene el padecimiento controlado.
Si no se controla, la hipertensión, puede provocar infartos al miocardio, ensanchamiento del corazón y a largo plazo, insuficiencia cardíaca ya que los vasos sanguíneos pueden desarrollar protuberancias (aneurismas) y zonas débiles, volviéndose así más susceptibles a obstruirse o romperse. La presión alta también podría ocasionar hemorragias en el cerebro, provocando así accidentes cerebrovasculares (ACV). En otros casos, el enfermo también podría desarrollar deficiencia renal, ceguera e incluso deterioro cognitivo.
Esta patología podría complicarse debido a factores como el consumo de tabaco, una dieta poco saludable, el exceso en el consumo de alcohol, inactividad física, al igual que estrés permanente, obesidad, colesterol alto y la diabetes mellitus. Cuando la presión alta se conjunta con la diabetes mellitus, se convierte en un síndrome que puede causar ACVs, así como cardiopatía isquémica, al igual que podría propiciar problemas renales, vasculares y oculares, volviéndose la principal causa de insuficiencia cardiaca, patología vascular cerebral y disección aórtica.
Hay que recordar que cuanto más alta es la TA, mayor es el riesgo de daño al corazón y a los vasos sanguíneos de órganos principales como el cerebro y los riñones. Las personas que pudiesen padecer hipertensión no lo saben porque no presentan síntomas debido a las características de la enfermedad, pero hay quienes pueden presentar:
La aparición de la hipertensión arterial se puede determinar y diagnosticar gracias al estilo de vida que se tiene, como una dieta con una elevada ingesta de sodio o grasas saturadas o gracias al tabaquismo, entre otros factores que pueden detonar este padecimiento que afecta al 31.5% de la población adulta en México.
El tratamiento para la para esta patología, se basa en reducir primero la presión arterial para evitar complicaciones. Se debe hacer un cambio en el estilo de vida, fijando una presión arterial promedio como meta a través de:
Si los niveles de TA no cambian, no se alcanza la meta o se producen complicaciones, deberá ser medicado. Esto es considerado como hipertensión tipo 2, y deberá ser tratado de una forma individualizada, mediante pastillas para controlar la presión arterial. En muchos casos los medicamentos tendrán que tomarse de forma continua durante el resto de la vida.
La inversión para este tipo de tratamientos suele variar según el paciente pero se ha estimado que el presupuesto anual de la atención del paciente hipertenso ambulatorio puede oscilar entre USD $57 y USD $450 incluyendo pruebas de laboratorio y medicamento.
La hipertensión arterial es una enfermedad, considerada como una de las enfermedades crónicas de mayor impacto en el mundo, debido a su condición de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares, enfermedades vascular cerebrales y nefropatías, es por eso que se debe mantener un estilo de vida saludable y realizar chequeos rutinarios para poder diagnosticarla a tiempo y poder controlarla más fácilmente.